Hoy en día es muy común ver a un niño en un shopping o en un supermercado haciendo un berrinche. Pero también es muy común ver a los padres de dicho niño (a) reaccionar de manera equivocada.

Es más fácil darles lo que piden y no pasar papelón en público, para que nadie los vean llorar a gritos, pidiendo que le compren algo.

ELLOS SABEN QUE CON ESTA ACTITUD, PUEDEN CONSEGUIR CUALQUIER COSA.

  Para que esto no suceda, debemos aprender a decir NO, pero este No debe ser oportuno, claro y conciso. No importa donde podamos estar, debemos ser constantes en la manera en que disciplinamos

  Al hablar de disciplina debemos hacerlo con amor, con paciencia y constancia. Es hablar con el niño y la niña y explicar por qué no vamos a hacer lo que pide. Por que si decimos NO, debe haber una razón o circunstancia, y ellos están en todo su derecho de conocerla y entenderla.

Así que la próxima vez que su hijo o hija haga un berrinche piense muy bien como va a actuar:

  1. No se enfurezca para que no pierda el control de la situación.
  2. Póngase a la altura de su hijo (a) o siéntese y mírele a los ojos.
  3. De manera serena y segura, dígale que no le gusta lo que está haciendo. Que si quiere hablar con usted, debe ser sin gritos y sin llorar.
  4. Escuché el reclamo del niño (a). Y analice rápidamente si se le puede complacer o   no
  5. Dele una respuesta clara de por qué si o no.

  Ahora tendrá dos comportamientos dependiendo de su respuesta, uno será de felicidad por conseguir lo que quería, y el otro puede ser de más gritos, patadas y enojo, para este caso, debe armarse de más paciencia y ver a su hijo (a) como un niño (a), nunca como un adulto.

  En caso, de que no se tranquilice, va a ser necesario que utilice una medida disciplinaria: (sentarlo en una silla por unos minutos y decirle que cuando se tranquilice hablaran), o sacarlo del juego, o quitar algún juguete o video. Ahora, cualquier medida disciplinaria, debe ser por pocos minutos dependiendo de la edad, y sólo una a la vez.

  Si el berrinche se presenta fuera de casa es necesario llevarlo o sacarlo del lugar y hacer los pasos arriba descritos, si no se llega a un acuerdo, debemos decidir si terminamos la salida y regresamos a casa, claro siempre explicándole que nos vamos porque no aceptamos su conducta, por lo que no hay más paseo.

Así que ármese de paciencia pero sobretodo de mucho amor, para que pueda ayudar a sus hijos (as) a crecer en está área.

 

No les escribo estas cosas para avergonzarlos, sino para advertirles como mis amados hijos.

1 Corintios 4:14-16  (NTV)