En un posteo realizado en su página web la semana pasada, el presidente de la Comisión de Ética y Libertad Religiosa de la Convención Bautista Sur, contó como uno de sus hijos le preguntó si el Holocausto Nazi realmente había sucedido después de ver el film El Niño de Pijama a Rayas, basado en la novela de John Boyne.

Su hijo estaba profundamente conmovido que quería dormir en la habitación de sus padres esa noche, y quedó aún más perturbado al enterarse que lo sucedido en el Holocausto fue mucho peor que lo que mostraba la película.

Mientras los padres no quieran hablar acerca de la realidad de los gravísimos actos de maldad, de grupos como el Estado Islámico u otras grotescas atrocidades en los noticieros, ¿como podrán los más pequeños lidiar con estos temas tan difíciles?

Caleb Burr, encargado del Preescolar y la Primaria de la Iglesia Anglicana The Falls de Virginia-Washington D.C. también aporta sus consejos. «Cuando hablas acerca del mal con los niños, lo primario es saber como entiendes o cuál es tu propia perspectiva del tema, como entiendes tú el mal.»

«Debes tener un respuestas sólidas y verdaderas antes de ministrar a los niños, pues no puedes dar lo que no tienes,» explicó Burr. «Como padres, actuamos de traductores para lod niños, así que necesitamos ser coherentes y tener discernimiento en la manera en que vamos a tratar el asunto. No se trata de usar largas y difíciles palabras, que a veces, ni siquiera entendemos nosotros mismos.»

«Creo que lo más importante a destacar cuando hablamos del mal con los niños es que ‘Jesús siempre vence’. Siempre que tratamos temas como la maldad y la destrucción debemos hacerlo en el marco de la obra Redentora de Jesús: la Creación, la Caída del hombre, la Redención Divina, y la Nueva Creación en Cristo.

«Además se debe puntualizar la esperanza y confianza de que el mal no durará para siempre, y que al final habrá una victoria maravillosa de todo lo bueno, hermoso y verdadero en el mundo,» dijo Burr.

Moore también aclaro en su posteo, que los padres no deberían minimizar el asunto, dando respuestas apáticas y desinteresadas acerca de las tragedias de la vida. Como tampoco deberían sentir miedo de responder a las preguntas siendo honestos y reconociendo que ‘no sabemos todas las respuestas’.

«Si le das a tus hijos una respuesta superficial, sabrán que estas evadiendo el tema, o peor aún, que no te interesa,» dijo Moore. Entonces los niños podrían malinterpretar y acabar pensando que Dios de alguna manera aprueba o no le interesan los actos de maldad.

«No queremos que los niños tengan una visión errónea de Dios. Sí solo le enseñamos acerca de la soberanía de Dios, sin mostrarle la perspectiva bíblica acerca del pecsdo y de como éste nos aleja de Dios, ellos crecerán con una idea de un Dios que en ciertos aspectos hasta podría ser cómplice de la maldad,» dijo Moore. «Y mucha gente ve a Dios de esa forma.»

Pero la Biblia nos revela a un Dios soberano pero también justo. Y los cristianos no podemos ignorar lo que depara el destino. «Tengo la certeza de que Dios está moviendo toda la historia hacia el Reinado de Jesucristo, y que Dios no está distante del sufrimiento, sino que envió a su Único Hijo a sufrir en la Cruz como respuesta.»