En 1974, Billy Graham realizó una conferencia enorme en Lausana, Suiza.

«Viajé por todo el mundo y conocí líderes maravillosos,» dijo Graham al director ejecutivo de Lausana, Michael Oh. «Pero me encontré con que no se conocían entre sí.»

Graham quería asesorarse acerca de la manera en que los asuntos políticos, ideológicos y teológicos mundiales afectan al Evangelismo, y lograr entre los líderes evangélicos una visión común tanto para la evangelización como para la justicia social. Entonces invitó a cerca de 2,400 líderes evangélicos de más de 150 países.

La reunión se convirtió en algo muy importante. No sólo los participantes hicieron ‘lo posible para que la reunión fuera la mayor entre los cristianos» sino también que fuera una señal de la fuerza de los cristianos conservativos en el mundo, además trajo unidad en un punto crucial- la justicia social como prioridad en el evangelismo.

«Ninguna otra reunión hizo tanto por poner a la evangelización como un movimiento internacional que se puede mantener por sí misma -y hasta desafiar tanto al Vaticano como al Concilio de Iglesias Mundial para el Liderazgo Cristiano,» escribió la profesora Melani McAlister, de la Universidad George Washington, en El Atlantic.

«Él usó su status como la figura religiosa más importante del siglo 20 para ayudar a liderar a los evangélicos americanos a fortalecer su compromiso con el resto del mundo,» escribió Melani.

De alguna manera, la primera conferencia en Lausana fue la culminación de una reunión 20 años antes, cuando Graham conoció al Evangelista John Stott en la Universidad de Cambridge.

Ambos se convirtieron en amigos cercanos durante una misión en el colegio.

«La primera vez que visité a Billy, lo primero que me preguntó fue ‘¿Cómo está John?’, recordó Doug Birdsall, co-presidente del Movimiento Lausana. «Esto no debería sorprenderme, ya que un año antes, cuando conocí a John Stott , lo primero que me preguntó fue ‘¿Cómo está Billy?'»

Stott se encontraba entre el pequeño grupo de líderes con los que Graham se reunió en Montreux, Suiza, en 1960 para tratar cómo se podía unir a los evangélicos del mundo. La respuesta: la evangelización, única palabra que los podía y debía unir, decidió Graham.

Después de Montreux, vino el Congreso Mundial de Evangelismo en 1966, que reunió a 700 participantes, incluyendo a Stott.

Y luego el Congreso de Lausana, organizado y financiado casi en su totalidad por la Asociación Evangelística Billy Graham. Graham y Stott fueron los oradores, enfatizando en la urgencia del

evangelismo y remarcando el argumento de que el Evangelio debería estar más valorado que la justicia social y otros asuntos.

Ellos los lograron: Graham como el ‘indispensable organizador’, y Stott como el ‘indispensable unificador’. La reunión en Lausana negoció la paz de ambos lados («afirmamos que el Evangelismo y la política social son parte del compromiso cristiano») y sentaron bases de colaboración para futuras evangelizaciones.

Al mismo tiempo, Graham apoyaba el crecimiento de la Alianza Mundial Evangélica (WEA).

La semana siguiente al Congreso de Lausana, en la que la WEA estuvo altamente involucrada, Graham «tomó tiempo para atender la Asamblea General de la WEA cerca del Chateau d’Oex». No era la primera vez que lo hacía: en 1968, «cuando la WEA necesitó empuje, él proveyó recursos para el relanzamiento y la organización del trabajo.»

Expandir el Evangelio por el mundo entero era inmensamente importante para Graham. En una entrevista, dijo que el resultado del Congreso en Lausana de 1974 fue talvez su mayor legado.

Quince años después, un segundo congreso se llevó a cabo en Manila, Filipinas; casi dos décadas después, el tercer congreso se hizo en Cape Town, Sudáfrica.

«El mundo ha cambiado grandemente,» desde el primer congreso, dijo Graham a los asistentes a Cape Town. «Pero sin importar todo lo que se debe debatir, oro para nunca olviden que una cosa no ha cambiado en 36 años, y nunca cambiará hasta que el Señor regresé.»

Eso es la «más profunda necesidad del corazón humano,» el Evangelio, y el mandato de Jesús de «ir a todo el mundo y proclamarlo,» enfatizó.

Los números fueron sorprendentes. Mientras que no hubo acuerdo sobre el consumo de alcohol y acerca de qué tan literal es la Biblia, prácticamente todos los asistentes a Cape Town acordaron que el Cristianismo es la fe verdadera que lleva a la vida eterna (96%) y que la Biblia es la Palabra de Dios (98%)».

Cuando Blair Carlson, quien dirigió el Tercer Congreso, se reunió con Graham para reportar los resultados, comenzó con el programa, los oradores y los números.

«El Señor Graham me interrumpió y dijo, ‘Solo dime, ¿Los participantes del congreso le están diciendo a las personas en sus países qué Jesucristo es el Señor?'»

Graham hizo su parte, predicando a más de 215 millones de personas en más de 185 países y territorios. La cruzada más grande de su vida reunió a 1 millón de personas en Seúl, Corea del Sur, e inspiró a cientos de miles a seguir a Cristo en Hong Kong. Él era anti-comunista, pero visitó tanto Corea del Norte como Rusia, en un intento de abrir las puertas para la paz.

«Cristo pertenece a la gente,» predicó Graham en Johannesburgo en 1973. «Él pertenece al mundo entero… Yo rechazo cualquier credo basado en el odio… El Cristianismo no es una religión de blancos, y no permitas que nadie te haga creer eso, sea blanco o negro.»