Hubo un tiempo en China cuando tener una Biblia era algo ilegal. Durante décadas los misioneros traficaron toneladas de biblias y otro tipo de literatura cristiana, pero eso ya no sucede.

“Esta es una industria incipiente, como la luz del alba”, dice Joseph Cui.

En la nación más poblada del mundo…

“Aún hay mucha oscuridad aquí que suprime la luz”, indica Cui.

…Técnicamente comunista y oficialmente atea…

“Hemos visto a Dios abrir puertas y Él quiere que seamos luz”, expresa Cui.

…Hay una misión de alcanzar a las masas chinas con la Palabra de Dios.

“Dios quiere que seamos la luz del alba y conforme se hace más brillante, la oscuridad retrocede”, asevera Cui.

Joseph Cui es un pionero. En 2004, abrió una de las primeras librerías cristianas legales en China.

“La vida era muy difícil cuando empezamos. La librería se sustentaba con la ayuda económica de muchos hermanos secretos en el Señor”, dice Cui.

Cui dice que los libros cristianos eran escasos y quien era sorprendido con una Biblia iba a prisión. Los misioneros traficaban biblias y otro tipo de literatura cristiana bajo su propio riesgo.

“Los cristianos solían venir a mi librería en aquellos días preguntando cosas como: ‘¿Tienes este libro? ¿Tienes este otro libro? ¿Tienes libros de tal autor?’ Después de escuchar varias veces que ‘no’, ellos decían: ‘¿Qué tipo de librería es esta?’”, comenta Cui.

La actitud del gobierno comenzó a cambiar hace unos 15 años cuando las autoridades notaron que muchos chinos daban su vida a Cristo. Esto llevó a menos restricciones para las editoriales.

También dio a luz a una pequeña industria a la cual Xu Jixing estuvo feliz de unirse. En 2002 se abrió la primera librería cristiana en Shanghai, llamada Escaleras al Cielo.

“Cuando abrimos sólo teníamos un libro en cada sección de estanterías. En total 50 libros, cada uno con un producto de regalo al lado. ¡Nos alegrábamos mucho cuando un libro se vendía!”, precisa Jixing.

Ese mismo año, Chen Xiaoping abrió su tienda llamada Jehová Nissi en la ciudad portuaria de Xiamen.

“Sabíamos que las librerías cristianas podrían ser buenas plataformas de alcance, mejor que muchos otros lugares, pues se llega a conocer la necesidad espiritual de la gente”, dice Xiaoping.

Yue Geng también percibió una apertura espiritual. Comenzó con algo pequeño, en el sótano de su casa y luego, en 2002, abrió la que es oficialmente la primera librería cristiana en Pekín, llamada Librería Stream o Arroyo.

“Tomamos el nombre del Salmo 1, que dice que si un árbol es plantado junto a un río, sus hojas no se marchitan. Nuestra librería es como un árbol, que solo puede crecer con el riego y cuidado de Dios. Invertimos poco, ¡pero nuestras retribuciones espirituales son muchas!”, comenta Geng.

Desde entonces, las librerías cristianas prosperan.

Hay unas 250 librerías cristianas con licencia operando hoy día en China. Pero, muchas se dieron cuenta que para sobrevivir debían cambiar tecnológicamente.

“Mi madre me decía: ‘Has perdido dinero desde que empezaste la empresa. ¿Qué estás haciendo?’Pero, yo sabía que debía hacerlo, a pesar de los riesgos financieros”, expresa Wan Xianpei, de Beijing Baojiayin Online.

En 2008, Wang Xianpei abrió la primera librería cristiana en línea en China. Como los demás, su inicio no fue fácil, pero Wang perseveró.

“Oré durante ocho meses. Entre más oraba estaba más seguro de la guía de Dios. Sabía que la Iglesia y el Evangelio en China estaban cambiando rápidamente, así que era el momento para promover el ministerio de la Palabra”, relata Xianpei.

Las librerías cristianas ahora son un lugar activo de evangelización y alcance.

“En las librerías se llega a conocer todo tipo de personas de diferentes lugares. Usted puede ayudarles a conectarse entre sí, a hacer nuevos amigos y bendecirse mutuamente”, dice Xianpei.

“No estamos en esto para hacer dinero. No tenemos un alto índice de ganancias, se trata de una inversión en las almas”, dice Xianpei.

Aún así, Wang y otros dicen que la puerta de la editorial cristiana no está completamente abierta y siguen habiendo retos importantes.

Hace dos años, las autoridades chinas le dieron un duro golpe a los propietarios de librerías cristianas al restringir la cantidad de títulos cristianos que podían ser publicados cada año.

Cayó de 200 títulos en años atrás a 80 en 2014. Éste año el gobierno sólo ha emitido 20 títulos.

“El gobierno está preocupado de que si nos dan más títulos editoriales podría aumentar la cantidad de cristianos y de alguna manera eso podría afectar la estabilidad social del país. Creo que las autoridades saben que el crecimiento del cristianismo hará que la sociedad sea mejor y eventualmente ellos cambiarán su actitud”, comenta Xianpei.

Pese a esto, Wang y otros siguen adelante, sabiendo que Dios se mueve en China y su único deber es ser fieles.

“Dios seguirá levantándonos con su gracia y nos sostendrá hasta que completemos la gran visión”, concluye Cui.

Fuente: Mundo Cristiano