Los misioneros, algunos de los cuales habían arribado en los pasados meses y tenían como base el norte de la región de Yanji, donde ayudaban a fugitivos que escaparon de Corea del Norte y predicaban en el área, según UCAN, que está denunciando una campaña de persecución al Cristianismo Evangélico.

El gobierno de Corea del Sur confirmó el arresto de los misioneros, reportó Breitbart.

El pasado septiembre, el gobierno chino arrestó al representante del Vaticano, Obispo Peter Shao Zhumin, porque no había sido aprobado por las autoridades oficiales chino.

Shao estaba preparando los honores para el funeral de Vincent Zhu Weifang, el Obispo original de Wenzhou quien murió unos días antes. Las autoridades no querían que participara del funeral y tomar posesión de la diócesis.

Bob Fu, fundador y presidente de China Aid, una organización que documenta la persecución cristiana en China, había dicho previamente que «los más altos puestos de liderazgo están preocupados por el rápido aumento del cristianismo y de su presencia pública, así como su influencia social. El partido Comunista lo ve como una amenaza política, ya que los cristianos en el país superan a los simpatizantes del partido.»

En el reporte de 2016, Derechos Humanos hizo notar que China estaba enfrentando varios problemas, documentando los arrestos de varios defensores de derechos humanos, incluyendo a aquellos que defendían la libertad religiosa.

Se dice que el gobierno comenzó una campaña en 2015, demoliendo cruces de iglesias y aún iglesias enteras. «En 2015, siguieron adelante, removiendo cruces, y demoliendo iglesias en la provincia de Zheijiang, considerado como el corazón del cristianismo,» asegura el reporte.

Cuando China comenzó a ser regida por el régimen comunista en 1949, los misioneros cristianos fueron expulsados, aunque se le permitió a las iglesias seguir funcionando bajo el control del gobierno. Los cristianos chinos enfrentaron persecución severa, durante la Revolución Cultural de 1960 y de 1970 bajo el mando de Mao, quien veía a la religión como un «veneno».

Las iglesias no tienen permitido existir, o desarrollarse, a menos que lo hagan bajo un estricto control gubernamental.