Durante el último mes, pastores musulmanes radicales han sido acusados de matar a cerca de 500 agricultores, la mayoría cristianos, en el estado de Benue, en el centro de Nigeria. Se cree que algunos atacantes siguen escondidos entre los aldeanos.
“En las últimas tres semanas, Aku, Odugbeho, Aila, Okokolo y Ikobi fueron totalmente destruidas y más de 300 personas han muerto”, advirtió Steven Enada, un defensor en contra de la matanza en Agatu, a Morning Star.
Los cristianos y los edificios de la iglesia fueron seleccionados para el ataque, según indican los informes, mientras que sus mezquitas permanecieron intactas. Cerca de 7 mil habitantes se desplazaron de sus hogares debido al continuo ataque y se refugiaron en campamentos temporales.
“Pueblos enteros fueron quemados por completo por los pastores Fulani. Se descubrieron los cadáveres no identificados de los cristianos, las propiedades fueron saqueadas por los invasores y están viviendo en los pueblos abandonados. No podía creer lo que mis ojos veían”, afirmó John Anthony, un indígena de las comunidades cristianas.
En modo de defensa, los líderes Fulani acusan de matar a los agricultores debido a que creen que ellos mataron a 10 mil vacas. Sin embargo, los aldeanos niegan la información, ya que no hay pruebas ni cadáveres de animales que lo confirmen.
Emmanuel Ogene, abogado de derechos humanos, siente que hay motivos religiosos detrás de estos ataques, que tienen el objetivo de hacerse cargo de los pueblos. A pesar de que el presidente Muhammadu Buhari ordenó una investigación sobre estos enfrentamientos, los ataques aún continuan.