Simeón lo sabía
En estos días navideños, donde el mundo entero celebra un nuevo cumpleaños de Jesús, aprovechemos para aprender algunos secretos de la palabra, que hoy son revelados para vos. Te recomiendo que vuelvas a releer la escritura anterior, que tomaré de ella algunos principios que serán de gran utilidad en tu vida personal y laboral.
Conozcamos quien es este Simeón. Dice la Sabiduría Milenaria que justo ese día en el que asiste al templo, aparecen también María y José trayendo a su niño para consagrarlo para Dios. Una casualidad o Dios reuniendo a personas desconocidas para sus propósitos? Entiendes qué te estoy mostrando?
Traen a un bebé recién nacido y seguramente habría muchos otros muchos bebés en el templo. ¿Cómo Simeón, desconocido para estos padres, sabía cuál era Jesús? Quien se lo contó? Sin embargo, este anciano sabía perfectamente quién era el futuro Mesías.
Miremos brevemente la relación de Simeón con el Espíritu Santo y piensa que esta relación puede ser la tuya; recuerda que Simeón murió pero el Espíritu Santo está ahora mismo muy vivo entre nosotros e interesado en ayudarte para que triunfes en todas las áreas de tu vida.
º estaba con él. El mayor secreto, la mayor enseñanza, la máxima Sabiduría Milenaria es tener al Espíritu Santo dentro de nosotros. O acaso no sabes que nuestro cuerpo es su templo?
º le había revelado. El Espíritu Santo nos revela las cosas que a simple vista pasan desapercibidas para la mayoría de las personas. De este tema vengo contándote hasta mis personales experiencias.
º Movido por el Espíritu. Siempre nos moverá, nos trasladará, nos proyectará a hacer nuevos caminos, crear sendas nuevas, conocer nuevas personas, realizar acciones impensadas. Los cristianos somos “los del camino”, siempre estamos en movimiento.
º Según tu palabra, Soberano Señor. El Espíritu Santo habla, se comunica. No es una mera emoción religiosa ni mística, es una íntima relación con la tercera persona de la deidad.
º han visto mis ojos tu salvación. Que es lo que vio sino a un bebé? Pero eso fue suficiente como para declarar: ahora puedo morirme en paz, tu promesa está cumplida. Con eso le alcanzaba para haber vivido toda la vida esperando ese momento.
º Simeón les dio su bendición. Nuestra tarea siempre es bendecir, bendecir, bendecir aún a aquellos que nos maldicen. Nunca dejes de hacerlo.
La navidad contiene justamente ese misterio: es JESUS metiéndose en nuestras vidas y descubriendo el interior de nuestros corazones, es EL quien nos transforma, nos cambia. Vino a manifestarse, revelarse, mostrarse, pero nadie lo vio porque era un bebé…
Como saber quién es el salvador del mundo, el que moriría por nuestros pecados? Simeón lo sabía, lo vio y no le hizo falta otra cosa. Recuerda que los demás que estaban en el templo no lo vieron. Que harás tú, lo ves o no lo ves?
Mi anhelo es que seas muy feliz. Y feliz Navidad.
Elias Bajer (elias@businessandswing.com)