Edmundo Gonçalves, 55 años, y Maria Petronília da Silva, 66 años de edad, son dos residentes de la subdivisión de Hollywood en Várzea Grande, un municipio brasileño que forma parte de Cuiabá, que trabajan durante años en el vertedero de la basura. Ninguno de los dos sabía leer ni escribir y esto les dificultaba la participación en los cultos, por lo que decidieron tomar clases en aulas realizadas en un pabellón en el que trabajan.
“Vamos a la iglesia y ellos nos dan cánticos en papel, pero no sabíamos acompañarlos porque estaba todo escrito y no podíamos leerlo”, dijo María. Desde entonces la anciana fue capaz de animar a su marido a participar también en las clases de alfabetización.
“Nunca pensé que iba a ser capaz de estudiar. En realidad yo no quería, fue mi “vieja” la que me animó a venir a clase”, dice Edmundo. Por no saber leer los números, ellos tenían dificultades incluso a la hora de pagar el colectivo. “Quiero aprender a ver los números sin preguntar a nadie”, agregó. El deseo de María es poder la Biblia. “Tengo fe en Dios que voy a conseguirlo un día”, expresa.
La pareja que tiene dos copias del libro sagrado en su casa que esperan para ser leídos por ellos algún día. Gracias a su constancia y asistencia a las clases y a la iglesia, poco a poco están logrando su objetivo.