El martes, la madre de la víctima, Cleonice Fonseca Leite, de 59 años, le pidió a la policía que quería conocer a los sospechosos. Los dos hombres, confesaron y pidieron perdón por la muerte de Magno.
“Siempre quise conocer a las personas que mataron a mi hijo, así que le pregunté a la policía que me permitiera verlos. Mucha gente dijo que estaba loca por abrazar a los asesinos, pero mi hijo murió y no volverá. Él haría lo que hice. Hice lo que mi corazón mandó”, dijo la mujer.
Los delincuentes pidieron un abrazo y lloraron cuando oyeron a la mujer hablarles de Dios.
“Tiré un peso de mi espalda, no negaría un abrazo. Estoy aliviada de haber hablado con ellos acerca de Dios. Ahora puedo seguir adelante y continuar mi vida”.
Cleonice deseaba que los hombres fueran capaces de superar la adicción a las drogas y dejar el mundo de la delincuencia. “Es Dios quien los juzgará por lo que hicieron. Soy cristiana y mi hijo lo era también. He perdonado por ello, porque Magno lo haría también”, dijo.