La vida ha sido siempre difícil para Alí (su verdadera identidad ha sido reservada para preservarlo de posibles represalias), miembro del grupo étnico Rohingya, despreciado por el gobierno budista y discriminado por su origen étnico. Alí lucha por sobrevivir a un nuevo tipo de maltrato. Alí ha decidido abandonar el Islam y abrazar la fe en Jesucristo, pero no ha sido una decisión sencilla. Desde que se decidió a seguir a Cristo, se le ha negado la ciudadanía por el gobierno budista, la religión musulmana lo ha despreciado abiertamente, y como sí fuera poco, ha quedado sin trabajo.

Alí era conductor de un triciclo alquilado, con el cual realizaba transportes para mantener y alimentar a sus tres hijos. Cuando el dueño del triciclo se enteró que Alí profesaba la fe cristiana, muy enojado lo increpó y se negó a volverle a alquilar el triciclo.

A pesar de todo, Alí ha decidido no volver atrás. Ahora es un rohingya cristiano, que debe soportar el descuido de su gobierno, el desprecio de sus allegados y la persecución de los musulmanes de su etnia. Alí encuentra su contención en reuniones de ex musulmanes que ahora siguen a Jesús. Sus nuevos hermanos en la fe son el grupo de apoyo y fortaleza que Alí necesita para desmayar.

Cuando Dios cambia una vida y un corazón, no quién pueda hacerles volver atrás. A pesar de los obstáculos, Dios respalda a quienes confían en Él.