Por años fuimos adiestrados para momentos difíciles y circunstancias adversas, desde sermones y devocionales, hasta canciones y libros para ayudarnos a pasar tormentas. Pero un día llegó el momento para desarrollar todo lo que creíamos que habíamos aprendido pero eso solo demostró que lo aprendido estaba muy lejano de lo que resulta una situación traumática inesperada.
La incertidumbre de lo desconocido, la improvisación en medio de la crisis hizo sacar lo mejor de nosotros en muchos casos, pero en otros sacó lo peor. Tambaleó más de una vez nuestra fe y nuestra esperanza quedaba lejana, en un mar embravecido que desarmó todo los argumentos que creíamos tener firme dejándonos sostenidos por un delgado hilo de confianza.
Vimos demostraciones de entrega de aquellos que con altruismo entregaron hasta su vida peleando por el bienestar de los demás. Pero por otro lado quedó al descubierto la bajeza y maldad usando en el más difícil momento de la historia universal ventajas egoístas.
Hoy mirando como lentamente la tormenta va perdiendo fuerza, podemos hacer un análisis de daños y lo que quedó, vemos que nos deja que muchas cosas eran superfluas, pasajeras y sin sentido. Otros volvieron a reencontrarse con su núcleo familiar descubriendo el valor que esto tenía, mientras otros solo vieron que simplemente era un techo que los cubría.
Junto con la pandemia la humanidad sufrió un desgastante embate de mala información de muchos medios de comunicación, estableciendo que el que miente no tiene que pedir perdón y lo puede seguir practicando. Ante el olvido que la gente sufre, quienes recuerdan noticias hoy, saben que solo eran hasta ridículas y sin sentido pero ante el desconocimiento la creían y hasta defendían sufriendo riesgos muchas veces irreparable.
Hoy volvemos a tener un nuevo cuaderno de 365 páginas blancas y nuevas, que nos permitirá escribir nuestra propia historia, recordemos que los peligros continúan y no debemos bajar los brazos. Creo que hoy más que nunca el don divino más necesario es el del discernimiento para no ser llevados por todo viento de doctrinas. El nuevo desafío es conocer la verdad y la verdad nos hará completamente libres.