Lolo Jones, deportista que participó tres veces en los juegos olímpicos, recuerda vívidamente lo que ella llama el mayor fracaso de su carrera.

Jones, la corredora de vallas favorita de Estados Unidos, estaba compitiendo en la final de 100 metros con vallas en el 2008 en Beijing. Y a solo segundos de ganar la medalla de oro en el cual era la favorita para ganar, Jones superó el penúltimo obstáculo, pero cayó al séptimo lugar. Mientras millones miraban, la atleta cayó al suelo en un charco de lágrimas.

Pero en ese devastador momento, Jones escuchó que Dios le susurró tres simples palabras: «Pero estás aquí».

Esas tres palabras, dijo en una entrevista para The Christian Post, le cambiaron la vida.

«En ese momento, Dios me recordó, ‘Esto tratará de quebrarte, pero tu estás aquí, seguís de pie’» recordó ella. «Eso cambió completamente mi perspectiva. Perder una medalla de oro es la peor cosa que podría pasarle a un atleta olímpico, pero esas palabras instantáneamente cambiaron mi actitud y solo pude sentirme agradecida. Incluso en la tormenta, incluso en las batallas, Dios me recordó de su fidelidad y su provisión».

Al negarse a darse por vencida, Jones se clasificaría para dos competiciones olímpicas más, corriendo los 100 metros con vallas en 2012 y compitiendo en el equipo de bobsled de Estados Unidos. En 2014. En febrero, ganó el oro en el Campeonato Mundial de bobsled.

Ella es también una de 10 estadounidenses que participó ambos torneos de los juegos olímpicos tanto en los de verano como en los de invierno en toda la historia de dicha competencia. Hoy en día, la oriunda del estado de Louisiana está entrenando para tener un lugar en el equipo estadounidense de bobsled para los juegos olímpicos de Beijing 2022.

Pero gane o pierda, la atleta de 39 años dijo que aprendió -en la manera difícil- que su identidad no está en sus logros sino en ser una hija de Dios.

«Yo tengo que pensar, ‘Ok, ¿Qué pasa si termino mi carrera y no soy nunca una medallista olímpica? ¿Me voy a amargar con Dios a causa de eso, o voy a adorarlo y agradecerle por las oportunidades y bendiciones que me ha dado en la vida?’»

«Esa mentalidad», agregó, «aplica a la vida, porque ¿qué si tus sueños en la vida no suceden? ¿Qué pasa si no obtienes las cosas por las cuales estás orando? Uno puede elegir ser agradecido o elegir amargarse y enojarse. Independientemente de si gano o pierdo, Dios recibirá elogios de mi boca, sin importar si obtengo los deseos de mi corazón o no».

Nacida de un padre afroamericano y una madre caucásica, Jones nació en una hogar rodeada de alcoholismo, disfunción y abuso.

A una edad temprana, la nativa de Iowa y sus hermanos aprendieron a robar en tiendas solo para comer. Por la noche, a menudo dormía en el sótano del Ejército de Salvación (“Básicamente vivíamos allí”, recordó). Más tarde, el padre de Jones fue a la cárcel por abuso doméstico, lo que obligó a su madre a trabajar en varios trabajos para llegar a fin de mes.

«Hubo momentos realmente muy difíciles» dijo Jones. «Mi papá estuvo en prisión por múltiples crímenes».

Pero Jones reflexiona sobre su infancia con franqueza, optimismo e incluso humor, algo que puede hacer, dijo, debido a su fe.

«Mi fe me permitió perdonar», dijo la atleta. «Yo puedo reflexionar sobre mi relación con mi papá y guardar enojo y resentimiento. Pero entonces, yo estaría todavía rota por dentro. Luego de todo lo ocurrido, no solo perdoné a mi papá y mi mamá, también hubo sanidad interior en toda mi familia. Ellos cambiaron completamente».

«Ahora yo puedo mirar hacia atrás los hermosos momentos que tuve con mi papá, y puedo recordarlo como una persona amable y buena. Luego de estar en prisión, el salió como una persona transformada. Nunca más golpeó a mi mamá. Él ahora era un hombre de fe e incluso me llevó a la iglesia».

Jones cree que la historia de su papá es la evidencia de que Dios puede cambiar el corazón que cualquier persona. «Eso refleja el poder de tener una relación con Cristo», dijo ella. «No es solo mi perdón; entendemos que Dios también nos perdona a todos».

En muchos sentidos, dijo la atleta, fue su educación lo que le dio la determinación y el valor necesarios para obtener un título en economía en LSU y, finalmente, establecerse como una atleta olímpica de clase mundial. Hoy, ella empodera a otros que enfrentan dificultades socioeconómicas a través de su fundación.

Sea lo que sea lo que depare el futuro, Jones dijo que confía en la fidelidad de Dios y espera usar su historia para alentar a otros a superar los obstáculos con fuerza, resistencia y alegría.