Una fecha para recordar, celebrar y exigir
El 20 de noviembre de 1989, en Asamblea General de Naciones Unidas, se aprobó la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN). Este instrumento internacional, que enfoca los derechos humanos en clave de niñez, es el tratado más ampliamente ratificado alrededor del mundo. Esto significa que los Estados firmantes deben rendir cuentas acerca de las políticas que llevan adelante para cumplir con esos derechos.
La Convención recoge 10 derechos básicos a los que los niños y las niñas se pueden acoger y que se deben cumplir en todos los lugares del mundo sin excepción. ¿Los vemos?:
- El derecho a la igualdad en todos los sentidos sin distinción de raza, religión, idioma, nacionalidad, sexo, opinión política u otros rasgos
- El derecho a tener una protección especial para fomentar su desarrollo físico, mental y social
- El derecho a disponer y disfrutar de un nombre y de una nacionalidad desde su nacimiento
- El derecho a una alimentación, vivienda y atención médica adecuadas y dignas para poder desarrollarse de forma correcta
- El derecho a una educación y a un tratamiento especial para aquellos niños y niñas que sufren alguna discapacidad mental o física y que no pueden acceder a estos recursos de forma equitativa
- El derecho a la comprensión y al amor de los padres y de la sociedad
- El derecho a actividades recreativas y a una educación gratuita que les haga crecer como ciudadanos y personas
- El derecho a estar entre los primeros en recibir ayuda en cualquier circunstancia que ponga en peligro su integridad
- El derecho a la protección contra cualquier forma de abandono, crueldad y explotación de los que puedan ser víctimas.
- 10. El derecho a ser criado con un espíritu de comprensión, tolerancia, amistad entre los pueblos y hermandad universal para que más tarde ellos puedan inculcar estos valores.
A pesar de que estos 10 derechos pueden parecer sencillos de cumplir, no en todos los casos se respetan por igual.
«No hay causa que merezca más alta prioridad que la protección y el desarrollo del niño, de quien dependen la supervivencia, la estabilidad y el progreso de todas las naciones y, de hecho, de la civilización humana».