Villa Soldati, con más de 40.000 habitantes, es una de mayores ‘villas miseria’ que rodean a Buenos Aires donde se incuban pobreza y marginación. Dentro de ese infierno social, en una concentración de 500 casuchas llamada ‘Los piletones’, una pareja decidió ayudar a muchos desamparados.

Un buen día Margarita Barrientos e Isidro Antúnez decidieron emplear sus escasos bienes en ayudar a sus vecinos más necesitados. Desde entonces, cada mediodía y cada anochecer, abren el comedor de ‘Los piletones’, obrando un pequeño milagro cotidiano gracias a la solidaridad de los más humildes.

«Empezamos dando comida a 15 niños y a un anciano», recuerda Margarita Barrientos. “El primer año mantuvimos el comedor sólo con el trabajo de mi esposo, que se levantaba a las cuatro de la mañana y salía a recoger cartones, botellas, metales y cualquier cosa de pequeño valor. Después se sumaron algunos vecinos, y también gente solidaria de fuera del barrio».

El apoyo de personalidades, representó un importante respaldo, impulsando la creación de una Fundación que hasta el día de hoy ha logrado abrir una guardería, un hogar de día para ancianos solos, un pequeño centro de salud con pediatría y odontología, etc. Y todo gracias a Dios, “Soy muy creyente y todas las mañanas le pido a Dios que me dé un día más de salud y de vida, para poder seguir haciendo lo que hacemos”, dijo Margarita.