Anne Graham Lotz, de 69 años, fundadora de Ministerio AnGel y quien regularmente advierte acerca del juicio de Dios que caerá pronto sobre América a causa de sus «pecados como nación», escribió un texto para HelloChristian.com el pasado miércoles en donde proclamó que es tiempo de que Norteamérica se «ponga seria» respecto al arrepentimiento y la oración.

Lotz comienza citando Salmos 32:6, donde dice <<Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; >> Ella asegura que el «salmista implica que vendrá un tiempo donde Dios no podrá ser hallado -un tiempo donde Dios mismo se escondería.»

«Yo creo que éste tiempo ha llegado para Norteamérica,» escribió Lotz.

«Nuestra nación está en caos. ¿Por qué? ¿Podría ser porque Norteamerica está perdiendo la bendición de Dios? ¿Y su favor? ¿Podría ser que nuestro pecado esté provocando Su Juicio? El Juicio no necesariamente es una peligrosa bomba nuclear, u otro ataque de ISIS, o un colapso económico. En Romanos 1 se describe el juicio como <<la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad;>>… Y Dios se está apartando de nuestra vida como nación y volviéndose en nuestra contra.»

Lotz continúa remarcando que en el Antiguo Testamento, el juicio de Dios sobre la nación de Judá no fue un proceso repentino, sino que se fue desarrollando en el curso de 22 años.»

«Dios se movió lentamente, dando muchas oportunidades para que Judá se arrepintiera de su pecado, se volviera a Él, y así escapara del inevitable juicio. Pero con todas las advertencias de Dios, Judá se volvió aún mas desafiante. Más desobediente. Aún más malvada,» explica Lotz. «Judá insistió en su inmoralidad e idolatría. Al final, Dios se volvió su enemigo. Él envío al ejército babilónico para destruir Jerusalén, el templo y la gente. 2° Crónicas 36: 15-19 vívidamente describe como todos aquellos que no fueron llevados cautivos terminaron masacrados en las calles.»

«Dios siempre advierte a las naciones que el juicio se acerca,» agrega Lotz. «Él no quiere que nadie perezca. Pero si la nación no hace caso de sus advertencias, entonces Él desatará su ira y no hay nadie -absolutamente nadie- que pueda detenerla. Si Dios juzgó a su propia y amada nación de Judá, ¿Por qué pensamos que Norteamérica lograría escapar?»

Lotz destaca que si la premisa es cierta y Norteamérica está bajo el juicio de Dios, donde «Él mismo ha removido si bendición, protección y favor,» entonces «la solución no se encuentra en la política o la economía, lo militar o tecnológico.»

«La única solución se encuentra en nuestras rodillas mientras nos humillamos, oramos, buscamos el rostro de Dios, y nos arrepentimos de nuestros pecados. Y luego rogamos que Él se vuelva a nosotros, mientras nosotros nos volvemos a Él,» argumenta la hija de Graham. «Es el tiempo de ponernos serios acerca del arrepentimiento y la oración. Cuando Esdras guío el gran Avivamiento en Judá, la gente se mantuvo bajo la lluvia por tres días arrepintiendose de sus pecados (Esdras 10:9). Me pregunto… ¿Será que Dios lo dispuso así para probar la seriedad de su arrepentimiento?»

Lotz advierte que «un corazón vuelto a medias a Dios» no es suficiente si Estados Unidos quiere restaurar Su Bendición. Ella cita Joel 2:12-15 para explicar que el Señor demanda que la gente se vuelva a Él y rindan sus corazones y no sólo sus apariencias.

Además agrega que algunas oraciones y llamados al arrepentimiento que ha escuchado en las iglesias «parecen buscar rendir solo las apariencias» y apenas un «ligero cambio para impresionar».

«Solo Dios sabe quiénes rinden sus corazones realmente y le buscan. Pero me veo en la obligación de cuestionarme a mí misma… ¿Qué tan sinceramente estoy buscando de Dios para nuestra nación? ¿Cuando fue la última vez que intercedí, confesé y busqué el perdón por los pecados de nuestro país como si fuesen los míos propios? Creo que el futuro de Norteamérica depende de cómo contestemos cada uno de nosotros estas preguntas.»

«Creo que estamos viviendo en los finales de la historia de la humanidad, creo que ésta generación es la última…»

Lotz remarcó también en una entrevista anterior que la gente debería «orar que antes de que los juicios apocalípticos acontezcan, Dios abra las puertas para que el Evangelio se expanda por todo el mundo y todas las personas tenga la oportunidad de ser salvas.»