Hechos 17:28 Reina-Valera 1960 (RVR1960) 28 «Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos».
Ser cristiano no es como profesar cualquier otra religión. Jesucristo, no vino a este mundo para crear una nueva doctrina. No estaba interesado en que la humanidad supiera que se podía agradar a ese Dios supremo, único y singular con un conjunto de normas o preceptos. Tampoco vino para hacernos saber que cualquier camino nos conduce a Dios.
El ser humano fue creado con un sentido de eternidad, de trascendencia y a través de las edades y las culturas siempre buscó un camino para llegar a Dios, para conocerlo y para adorarlo. Pero Jesús no vino a decirnos que podíamos adorar a Dios de cualquier manera que se nos ocurriera o conocerlo transitando nuestras propias concepciones. Jesús vino porque El es la cara del Dios Invisible, la imagen visible de un Dios de naturaleza santa pero amorosa.
Jesús sabía que el hombre había nacido defectuoso a causa del pecado: el que había heredado y por lo tanto había elegido por naturaleza. Jesús sabía que la humanidad estaba perdida. Y por eso aceptó este plan que nació del mismo corazón del Padre: matar la naturaleza humana corrompida ofreciéndose a si mismo en una cruz. Y al resucitar,darnos su vida.
Por lo tanto, el cristianismo no trata de cumplir normas o leyes como dije, sino de experimentar su vida. El apóstol Pablo nos asevera con claridad, que en El somos. Cristo viviendo dentro nuestro es la garantía de nuestra identidad. El es el sello de nuestro ADN. Sin El no somos, con El sí somos. ¿Y qué es lo que somos? Hijos de Dios, santos, justificados de nuestros pecados, libres, poderosos y compartimos su naturaleza y cada faceta de su caracter. Pero no solo Es es la esencia de nuestra vida, sino que también en El se desarrolla, se despliega nuestro dia a dia. En El vivimos. Estando en su reino de luz, su misma persona es la luzque lo ilumina, le da calidez y tibieza. Y porque somos y vivimos en Jesús también cada movimiento que hacemos se produce en el ámbito de su Presencia. Tengamos eso en mente cuando abramos nuestros ojos en la mañana, respiremos profundamente la brisa de su vida en nosotros; y cuando nos abandonamos al sueño por las noches, confiando en que la vida de Jesucristo es la que nos conserva hasta el dia en que El se manifieste.