Hace dos años, Djouher, una cristiana de Argelia, perdió a su marido. Le diagnosticaron cáncer y murió en pocos meses. Entonces estaba embarazada con su cuarto hijo. Djouher, que lleva una vida sencilla con sus hijos y confía a Dios su futuro, no pretende que este sea un momento fácil. Ella llora mucho a veces y echa de menos a su esposo, su alma gemela, que era un cristiano comprometido y anciano en su iglesia. Pero también está redescubriendo la Biblia como nunca antes…
Una nueva dimensión
“He sido cristiana durante muchos años, pero desde que murió mi esposo, estoy realmente viviendo una nueva dimensión a través de la lectura de la Palabra de Dios”, dice Djouher. “Cada semana paso un día entero leyendo y estudiando la Palabra de Dios. Es una prioridad para mí. Muchas personas que saben que he perdido a mi esposo me ven sonreír y me preguntan cómo lo manejo. Yo señalo a la Palabra de Dios y les digo: “¡Mi secreto está aquí!”
“Siento que sin la Palabra de Dios estaría muerta. No podría ser capaz de superar este terrible momento en mi vida. Es gracias a su Palabra que sé que Dios nunca me abandonará, que está siempre a mi lado, y que siento su presencia conmigo. (Josué 1:7) Yo medito en su Palabra día y noche y le pregunto lo que quiere de mí. Es también gracias a la lectura de la Palabra de Dios que soy capaz de ayudar a mis hijos, ¡me sentiría tan perdida sin ella! Yo les digo: “¡Adorad al Señor todo el tiempo! ¡Cantadle todo el tiempo!”
Una carta a Dios
Djouher se convirtió en cristiana cuando era estudiante en la Universidad.
“En febrero de 1998, escribí una carta a Dios. Yo era musulmana, pero no conocía a Dios; no tenía ninguna relación con él. Le escribí y le dije: “¡Por favor, revélate a mí! ¡Quiero conocerte!” En septiembre de ese año, una estudiante cristiana se me acercó. Habló sobre el ritual musulmán de oración. Ella dijo: “Dios no quiere que hagamos acrobacias, ¡solo quiere nuestro corazón!”. Eso me llego directamente al corazón. Pensé: “¡Ese es el Dios que estoy buscando!” – Lo que no sabía es que las personas cristianas que yo conocía habían estado orando por mí, para que me dirigiera a Cristo.
“La estudiante cristiana me dio un Nuevo Testamento y ese fue el comienzo de una relación muy profunda y significativa con la Palabra de Dios que ha durado hasta el día de hoy. Unas semanas más tarde, en octubre de 1998, me convertí en cristiana.
“Hoy la Palabra de Dios es realmente mi armadura. A menudo, los cristianos en Argelia tienen mucho miedo en el contexto musulmán. ¡Pero no debemos tener miedo de la situación ni de las amenazas del diablo! Y leer la Palabra de Dios nos ayuda a ser fuertes y a confiar en Dios. ¡La Palabra de Dios es tan eficaz!”
Isaías 54
“Hay un pasaje de la Biblia que ha permanecido conmigo desde que me convertí. Es Isaías 54. Me dirijo a él a menudo. ¡Puede verse que hay toda clase de colores y notas en esta página en mi Biblia porque significa mucho para mí!
“¿Por qué es importante para mí leer la Biblia? Primero por mi propio bien. Dios dice: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. (Oseas 4:6)” – Y después para que yo pueda florecer. ¡No quiero seguir siendo un bebé! Quiero profundizar en el conocimiento de mi Padre, corazón a corazón con el Señor. Me acerco a la Luz y quiero compartir lo que descubro.
Un árbol con raíces muy profundas
“Cuando me convertí, una imagen vino a mí vívidamente: un árbol con raíces muy profundas que daba mucho fruto. ¡Estoy haciendo todo lo posible para ser ese árbol! Hablo a otros acerca de la Palabra de Dios todo el tiempo. Incluso a mi sobrina, ella no es cristiana, pero habla conmigo y abre su corazón, y yo comparto la Palabra con ella. Mi madre es también musulmana, muy supersticiosa, pero sabe que yo soy cristiana y que oro, y me pide que ore por ella. Poco a poco, Dios está obrando en mi familia.”