Estamos en octubre, este mes celebramos el día de las madres en Argentina. La llamamos de diferentes formas: Madre, mamá, ma, mami y ella nos contesta siempre.

Muchas veces está su presencia física y otras no, pero siempre recordamos como la llamamos, y como responde con amor a nuestra necesidad, Dios nos recuerda que la labor de la madre es fundamental en la crianza de sus hijos. Su mensaje, instrucción, enseñanza y cariño jamás se borrarán en la mente del niño.

El tiempo invertido en nuestros hijos llevándolos al Señor no es en vano.

Mamá, te desafío a aplicar estos seis puntos en la vida de tus hijos, y tendrás una descendencia que amen a Dios y lo transmitirán a las próximas generaciones.

1.ENSEÑAR:

La responsabilidad de transmitir las enseñanzas del Señor en todo tiempo y lugar. 

Mañana cuando te preguntare tu hijo, diciendo: ¿Qué significan los testimonios y estatutos y decretos que Jehová nuestro Dios os mandó?

Deuteronomio 6:20

2.GUIAR:

Dirigir al niño en el camino del Señor, para que cuando fuere viejo no se aparte de él.

Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.

Proverbios 22:6 RVR1960

3.PROVEER:

Tarea compartida con los padres, en estos tiempos donde es una tarea fundamental para ambos. 

He aquí, por tercera vez estoy preparado para ir a vosotros; y no os seré gravoso, porque no busco lo vuestro, sino a vosotros, pues no deben atesorar los hijos para los padres, sino los padres para los hijos.

2da Corintios 12:14

4.CRIAR:

A los niños en disciplina, en amor, sin provocarlos a ira.

Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.

Efesios 6:4

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5.CONTROLAR:

Gobernar bien su hogar, los hijos en sujeción con toda honestidad.

Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas.

1 Timoteo 3:12

6.AMAR:

Amar a sus maridos y sus hijos.

Que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos,

 Tit 2:4

Las familias actualmente son atacadas de diferentes formas: social, política, económicamente, pero sobre todo espiritualmente. Como nunca antes hemos percibido familias deprimidas, enfermas, sin expectativas en el corto plazo, sin fe.

Algunos llenamos de actividades a nuestros hijos, y no invertimos en el área espiritual que los formará como hombres y mujeres de Dios llenos de fe y amor.

Seamos sabios y astutos defendiendo los valores de nuestra familia, sabiendo que el tiempo invertido en nuestros hijos llevándolos al Señor no es en vano.

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