FeCEP recuerda y reafirma los derechos reales del niño que aún no ha nacido, que se encuentra dentro del vientre de su mamá, lugar que debería ser el más seguro en el mundo. Es muy triste ver que, hoy en día, esa situación ha cambiado muy notablemente.

La matriz femenina antes era un santuario de vida y actualmente es blanco del egoísmo, de la irracionalidad y del pecado que domina este mundo. Con gritos, violencia y atropellos salvajes (no podría ser de otro modo) nuestro país se encamina rápidamente a la legalización del Aborto… en otras palabras más justas: La Argentina se aproxima a hacer legal el ASESINATO DE MILLONES DE INOCENTES. El Ministerio de Salud Nacional habla de la «interrupción legal del embarazo», eufemismo que vagamente oculta la muerte y la anulación de los derechos de elegir de instituciones y profesionales que se niegan rotundamente a ser partícipes de asesinar al débil y al indefenso. ¿Acaso por no tener voz el niño por nacer no tiene derechos también? Hoy, esos derechos son pisoteados sin ningún miramiento, sin ninguna cordura, sin ninguna razón.

En nombre de los derechos de la mujer (que, por supuesto, valoramos y refrendamos) que es la que alberga la vida humana desde la mismísima concepción, se llega entonces a decir aquello de que lo «malo ahora es bueno» profetizado por la Palabra de Dios en el Nuevo Testamento, y aún más, desde el Antiguo Testamento (sin avances científicos como los actuales) se condenaba absolutamente lo que hoy es realidad en muchas Naciones.

La Iglesia Cristiana Argentina debe hacerse escuchar y no debe perder la autoridad que Dios le dio. No debemos callarnos y dejarnos avasallar por la violencia y el odio…al fin de cuentas somos el último bastión que separa la luz de las tinieblas, al amor del odio, que divide la vida de la muerte. Nuestro Maestro, nuestro Salvador JESUCRISTO vino a dar VIDA, y VIDA EN ABUNDANCIA. Sigamos con valor y vehemencia su huella y su mandato.